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Higinio

Lengua y territorio (3)

Cuando tomamos estos tres elementos, cultura, gentes y espacio como un todo lo llamamos pueblo. Y le asignamos un adjetivo “determinante” que es quien, en realidad, lo “substantiviza” y (recalco) determina su significado: el pueblo...vasco, galego, catalán, español... Como este término, pueblo, ha sufrido un fuerte desgaste desde el romanticismo decimonónico (y el uso torticero que de él hicieron algunos marxismos y otros totalitarismos) hoy es “políticamente más correcto” decir sociedad. Pero ahí el salto semántico es demasiado grande y se precipita uno por simas desconocidas. No obstante, se admite cada vez más. Como el puenting.
Si aún le añadimos a ese todo un “proyecto político” aparece otro término nación. Y la ideología consiguiente (construcción racional de ese proyecto político) es el nacionalismo.
Casi tenemos la totalidad de conceptos que constituyen la urdimbre del nacionalismo. La trama la da el uso de la historia como Historia, es decir, como relato mítico de la memoria colectiva. Y es aquí donde se introducen conceptos como “dominación”, “explotación”, “libertad(es)”, “mártires” (héroes), etc. Y otros de cariz moral: buenos y malos, luchadores y colaboracionistas.
Muy recientemente en su contraofensiva internacional como respuesta a la “diplomacia” (de elefante en cacharrería en general) del PP, los herederos de Batasuna y proetarras, AuB, dan un ejemplo de esos usos del lenguaje: Compruébese como ejercicio recapitulatorio. También ahí aparece la lengua minorizada como recurso para aunar voluntades.

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