Legitimidad y democracia (5)
Sigue la serie. Y es que en vísperas de la campaña electoral hay que recordar algunas "formalidades" que son obligadas en la Democracia. Ya hemos considerado que las reglas son tan importantes como el voto: están en un plano diferente pero son la otra cara de la moneda. Y mientras la moneda sea algo "material", con cuerpo, tendrá dos caras... y un canto. Tendrá volumen.
Bien, estamos asistiendo estos últimos días a la demostración "democrática" de una enfervorizada "juventud", se supone que con un bagaje democrático (que le da la legitimidad, claro) impresionante.
Son chicos y chicas que desde su posición moral por la autoubicación en la izquierda del espectro político, se sienten legitimados para reventar actos políticos e intimidar al adversario. Bueno, no es adversario: es enemigo y hay que barrerlo. Para empezar, no debe hablar, se le quita su derecho porque como es "fascista" ya no puede ni debe hablar.
Es una actitud exactamente igual, ni punto arriba ni punto abajo, que los muy legítimos (y poco legales) camisas pardas nazifascistas. O los más cercanos de azul y, cuando flechas, de pantalón corto y todo. Actúan pero otros piensan por ello.
Recordamos la frase del ínclito Arzallus para los primeros "kaleborrokas" (burros de la calle, en traducción libre) como "esos chicos". Total, como chicos, hacen chiquilladas y la violencia que esgrimen, es eso, una chiquillada. A lo más, una gamberrada. ¡Juventud, divino tesoro!.
Ya, pero la bola de nieve crece por sí sola. Y cuando es legitimidad que da el "luchar por el pueblo" que aspira a su "derecho a decidir" es algo así como doble legitimidad y, por tanto, fuera la legalidad: la política, en la calle, que es de todos (los violentos tienen un cacho más, que para eso la "conquistan" en tropel) y ahí nos vemos. Para qué en un foro de discusión: discutir no, berrear, que para eso son "animales políticos".
Bien. Guasa, pero los muy hideputas, azuzados y hasta apoyados. Porque cuando estos "desbordamientos" acaban en el juzgado, siempre hay algún político (que se dice de IZQUIERDAS, claro) sale en su defensa y se manifiesta, encadena, se hace la foto o lo que sea para "quitar hierro" al asunto o insistir en el libre ejercicio democrático de la "libertad de expresión".
Me da asco esa gente. Doblemente, por su imbecilidad ante la violencia y la intimidación, y porque se dicen de izquierda. La izquierda es otra cosa. Fue otra cosa y debe ser otra cosa. La izquierda luchó por la democracia no para liquidarla cuando no le vienen bien dadas: pedagogía e ideas es lo que hace falta, no reventar la partida cuando no nos viene bien. Y si nos saltamos las reglas, estamos invitando a la derecha, siempre más violenta, a que se las salte. Y ellos, siempre la saltan con el garrote. Entonces no nos diferenciamos. Pero debemos hacerlo.
Dejando aparte lo que ya es obvio: el nacionalismo, no es de izquierdas. Son inmiscibles. O se es uno u otro. Maragall, acaba de hacerlo explícito: su eurorregión es antes que cualquier veleidad de izquierda; de la izquierda asequible a él, burgués acomodado, claro.
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