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Higinio

El calentón pepero

La violada sociedad española dejó con las ganas al energúmeno que, con cara de cretino con bigote, venía abusando de ella varios años ya: desde que se sintió “tan hombre” cuando obtuvo la mayoría absoluta. Y lo hizo revolviéndose contra ese cenutrio que le mentía para seguir aprovechándose de su candidez.
Acoso y aún estrupro terminaron de forma abrupta, sin que se lo esperasen violador y adláteres. Y, claro, se “quedaron con las ganas”. Malos; muy malos son esos calentones. Ahora les asiste la necesidad de ducha fría para volver al estado normal. Y aunque deberían de estar acostumbrados a ello (una travesía del desierto de 13 años antes, con recalentones de repetición) los años de autoritarismo sobre la doncella les ha anulado el juicio y les ha aumentado el vicio.
Un ejemplo de esto es la berrea de los jóvenes peperos en la calle Génova. Gritos, como aquellos del 93 de “tongo, tongo” no se oyeron; ¡estaría bueno!: han convocado ellos las elecciones. Pero sí muchas tonterías acerca de la ilegitimidad de la victoria del PSOE.
Y un ejemplo de peor calaña aún (por quien lo firma y el volumen neuronal que se le supone) es la berrea de ¿La Razón? o del ABC, o El Mundo y, más aún, de ¿Libertad? Digital.com. El imbécil de la linterna se despacha a gusto: acaso lo de él no es la violación no consumada lo que le provoca el calentón, sino una piedra en el conducto que no le deja expulsar, tal es el furor que esgrime.
A lo que parece, el Apocalipsis en España (y en todo el mundo occidental) ha comenzado: un G. Albiac escribe el día 15 ya que Ganó Al Qaeda, adiós España. O el señor Zarzalejos que ya ve la instauración de la República Comunista en España.
No sé. Me parece que necesitarán bromuro además de ducha fría. Y que se confiesen y comulguen a ver si las bendiciones de la Iglesia hispana les ayuda a tranquilizarse. O, a lo peor, la Iglesia también se encuentra alterada y sus bendiciones no vienen directamente de dios. Así no pueden estar mucho tiempo, pobres: se les puede nublar el juicio en exceso. Aunque, bien pensado, ¡Que se les seque el seso: que se maten a pajas!

2 comentarios

reflejo del yo -

leña tanta como se necesite. Y de la sátira al sarcasmo según el percal de que se trate. Aquí, sarcasmo, no sátira.

Yo -

Se podría decir lo mismo sin pasarse de satírico, o lo que viene a ser lo mismo sin ponerse a su altura, sencillamente demasiada "leña"...