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Higinio

Diatriba por la educación (2)

Como “asunto social”, la educación es también política. Y es bueno que lo sea. Otra cosa es que sea asunto de los políticos que llevan ese nombre porque “amenazan” con hacer política... porque amagan pero no hacen política. No la hacen porque no saben. No saben más que denigrar al contrario o atender a criterios exclusivamente partidistas... cuando el partido es sólo una máquina de intereses particulares. No. No son políticos y ensucian el nombre de LA POLÍTICA.
Es el caso que en pleno mes de Julio se va llevar al Parlamento la LOE. Una Ley que sólo tiene (o casi) de mérito el que anula la del PP.
Ciertamente la LOCE estaba demasiado alentada por la Iglesia y lo más reaccionario de la sociedad: lo demostraron llorándola tanto o más que la derrota del 14M. Obispos, curas (persiguiendo a las abuelitas que van a misa para que firmen por la “enseñanza de la religión” en la escuela), CONCAPA (anda que no hay integrismo moral detrás de esta organización) y peperos de toda laya patalearon por el parón a la LOCE. Más que por la salida de las tropas de Irak. Más que por los destrozos del Prestige (Vaya. Me confundí. Aquí no protestaron: aquí se enfurecieron porque los otros protestaron).
Era su ley. Desde luego. Un privilegio para la Iglesia (como si no estuviera privilegiada por unos acuerdos “preconstitucionales” que, aunque publicados en el BOE el 3 de Enero de 1979, menos de una semana de la entrada en vigor de la constitución, estaban “cerrados” en agosto de 1978, meses antes de cerrarse la discusión parlamentaria. Así, pues, de constitucionales, el apellido, pero el segundo, ni siquiera el primero). Y un privilegio para sus escuelas privadas y concertadas. Y un privilegio para quienes defienden que el orden moral debe ser impuesto por la autoridad. Y un privilegio para los que querían volver a la enseñanza tradicional que Pemán reinauguró tras la guerra civil. En fin. La LOCE, bien muerta está.
Pero la LOE no augura nada bueno. No respetó lo (poco) bueno que tenía la LOCE por escrúpulos, pero sin razón ni apego a la realidad: otra vez psicólogos y pedagogos ganan la partida. Y nos jodemos los otros. Los itinerarios no tienen por qué ser más (ni menos) excluyentes que la Diversificación. Y, por lo menos, su acceso estaba más claro. Y la dichosa repetición. No pasa nada por repetir y sí mucho por pasar “con alguna”. Eso sí: repetir por repetir no sirve de nada. Y eso obliga al centro pero también a los padres y el niño (dicho sea de paso que ese “niño” casi nunca es niño cuando repite, más bien un bicho poliformo y feliz de la vida que llora porque ya no va a estar con los compañeros. La vida ya le dará las hostias que le corresponden... ¿o no?). Y obliga a que se tenga en cuenta el esfuerzo y el afán de mejorar y superarse. No (y ahí pueden “salvarse”) el tirón final de la semana de exámenes extraordinarios. Mamonadas.
Y hay más cosas de la LOE que vuelven a ser absurdidades. Se mantiene un currículo (hablaré otro día de ello) infame y sólo apto para el enfrentamiento “por las horas” entre el profesorado en la enseñanza obligatoria. Y un currículo estrecho para el bachillerato (aquí es cuestión de dinero, claro está). Y volvemos a dejar en manos de las 17 taifas buena parte del currículo para mayor gloria de los cantamañanas patrioteros (cierto que la LOCE se extralimitaba hasta llegar al nivel de reglamento en su afán de “atar y dejar atado”: las chambonadas jurídicas no son sólo patrimonio de la(s) izquierda(s); el BUP afectó también a la derecha, que ya no es erudita, sino estúpida).
En fin. Un rosario de perjuicios (y prejuicios) convertido en ley.

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