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Higinio

La democracia matemática.

Desde luego, la racionalidad en la Democracia, es el número. No es la que deriva de una posición moral. Quizás por eso no sirve la definición de Churchill que, con cierta ironía, señalaba que era el sistema político menos malo (si bien con un juego de palabras, innecesario ahora).

Y no sirve porque no procede “valorar”. No es un asunto de valores, es de número.

Viene esto a cuento ahora por esa encuesta que se dio a conocer hoy (acaso sea “oportuna” su presentación: el Estatut ahí, Ibarreche volviendo r que r a lo suyo…) que da un 81% de encuestados –se extrapola al conjunto de todos los vascos porque la encuesta se hizo de acuerdo con métodos científicos que son correctos- a favor de una negociación ETA y Gobierno.

Se supone que en una negociación las dos partes han de estar a la misma altura. Y ese estatus se consigue dando la misma entidad a uno y otro. Parece descabellado, pero es así. Moralmente, sabemos que no debería serlo: una organización terrorista a la altura de un Estado legal y legítimamente constituido… pero la estrategia etarra y de sus adláteres siempre fue esa: una vanguardia –armada- del pueblo vasco (entidad material, histórica, inmutable en su esencia…) cargada de Razón –la que dan las armas y la impunidad de un apoyo difuso-, señala la meta y, a menudo, el camino.

Lo del árbol y las nueces acaso fue la imagen más certera de todo este asunto. Porque los escrúpulos de los compañeros de viaje de ETA (PNV, EA, y de ahí para arriba, los menos escrupulosos y verdaderas caretas políticas de ETA… salvo esos ilusos de EB que se apuntan al bombardeo que cuadre) nunca han sido lo suficientemente fuertes como para dar la vuelta al chantaje y negarse a cualquier transacción en medio de la efusión de sangre y extorsiones diversas. No, no tuvieron coraje. Tampoco ese 40% que insiste en la negociación aunque no haya “tregua”.

La democracia es número.

Y reglas. Éstas son la única garantía para la decencia. El problema está en que la regla da un ámbito de decisión que no cuadra con el propuesto por los sinvergüenzas: ahí el número no les da para ganar.

Ahora bien, la regla se puede saltar. O se puede rehacer… según el número. Y, entonces, apaga y vámonos: gana el sinvergüenza. También es verdad que los finales Hollywood son falsos.

El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Esa es la consigna moral de estos farsantes que insisten en la meta.

Por cierto, el moderado de Imaz va a defender el plan Ibarreche en la mesa de partidos.

La vergüenza la siento yo.

1 comentario

Heral -

Hola! muy buen blog, he leido varios escritos tuyos, soy de Chile... disculpa la patudez y lo simple de mi opinion