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Higinio

Democracia directa (2)

Se nos llena la boca continuamente con las expresiones "derecho a decidir" y "que el pueblo decida". Nada que objetar salvo que al identificar esta acción en exclusiva con "la Democracia", así, con mayúsculas, estamos cometiendo un error. Desde la perspectiva de "política como ajuste de intereses de individuos y/o grupos" no hay un "pueblo", sino que hay mayorías y minorías. Y la mayoría es siempre "un individuo más".

Entonces no es "el pueblo", es una parte de él el que ejerce el poder. El que toma la decisión. Podremos decir que eso es legítimo. También podríamos decir que el que usa la fuerza bruta, el que es más "poderoso", también puede decidir e imponer su interés particular (individuo o grupo). El resultado puede ser el mismo: la violencia o la ausencia de la misma siempre que la parte "perjudicada" renuncie a contestar el "abuso".

Entonces, la Democracia es "un sistema de reglas" por el que se contemporiza y se negocia una solución a intereses enfrentados, garantizando que se escuche a todos y se llegue "razon-ablemente" a una solución que no perjudique excesivamente a ninguna de las partes. Más allá de eso puede dotarse a la "democracia" de un valor o de valores particulares: renuncia a la fuerza bruta, aceptación del criterio de "razón" o de lógica para la competición de intereses... Pero no hay más. Una ética, vale, pero no hay más. Sí, esa ética es la que más se puede ajustar a ciertos mínimos universales para el individuo: el derecho a la vida, a la integridad física... y hasta la libertad (lo cual no está muy claro). Tampoco la igualdad (como no medie el derecho) y, mucho menos, la fraternidad (como no haya un señuelo tribal que aglutine).

Llama la atención tanta insistencia en "preguntar al pueblo" a través de su voto para tomar las decisiones que, inevitablemente, van a perjudicar a otros. Se me dirá: si no, la decisión se tomará igual en detrimento de las mayorías por alguien menos "legitimado". O, también, estaremos siempre en un statu quo sin aceptar ningún cambio. No necesariamente. Eso sí, los ritmos de cambio son muy diferentes porque se descartaría la partera de la historia (la revolución) o las reformas profundas en el corto plazo. Y, siempre, con la información suficiente, pues si no, estaríamos en la más pura demagogia.

Demagogia es el fantasma de la "nación libre" que se inspira en el principio de las nacionalidades, algo que fue circunstancial y como sucedáneo de la solidaridad de clase, tan amenazadora, cuando el movimiento obrero se articuló "internacionalmente". Sirvió para consolidar "estados-nación" pero no para "democratizar". Precisamente logró más por integrar al individuo en la vida política la lucha partidaria que, desde luego, no es precisamente de "democracia directa".

Se me dirá "es que no hubo otra opción". Pero … (continuará)

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