Suma de idioteces en la Universidad de Oviedo
Una institución como la Universidad debería curarse de la idiocia por ser ésta un avatar de la irracionalidad, una manifestación de la misma. Pero no, en Oviedo no fue así hoy. El señor D. José María Aznar, expresidente del gobierno español, "honoris causa" en varias universidades, profesor visitante en la de Georgetow (jesuita y, al parecer comprada la plaza ahí más que pagada), aspirante a una secuela (al menos) de su primera película, etc. ha dictado una conferencia hoy en el Aula Magna.
¿Dónde están las idioteces que sumamos? Bien. La primera a cargo de las autoridades universitarias. Si bien es cierto que en sede universitaria tienen cabida todos los argumentos (hasta los infames y no era el caso), tesis, debates... primero tiene que haber algo serio y merecedor de exponerse ahí: por muy serio que sea el discurso de un "tentebarra" de bar, no es la Universidad su sitio. Señalo el ejemplo porque es una muestra del que tiene la solución a todos los problemas y, además, carga contra el gobierno. Pues bien, las autoridades han incurrido en la idotez por autorizar un acto meramente político, de autoalabanza organizado por una asociación política afín al orador: Nuevas Generaciones. Como si no hubiese lugares para exhibir al personaje sin "politizar" la Univesidad. El gol metido a la Universidad es para abochornar al portero, pero no para aplaudir al goleador.
Y esa es otra idiotez. Los que no aplaudieron sino que abroncaron. La Universidad no puede ponerse a la altura de los borrocas porque es renegar de la palabra en favor del berrido. No debe ser universitario quien acude a esos argumentos. No cabe utilizar el temor, el acoso o la violencia. Sólo la palabra. Cierto que si no hay argumentación el debate no se sostiene, pero responder al mudo con bronca, no procede. Se le ha dado un baño de víctima que le viene bien al individuo: su éxito electoral comenzó con el atentado fallido de ETA y creció con las estupideces que tanto alteran a la gente de orden que le vota. No. Al señor Aznar cuando menos se le jalee, mejor para todos: hay que dejar que él diga las tonterías y reírse, pero aplaudirle o jalearle (y la bronca cumple ese objetivo) es invitarle a seguir presentando el show. Y es un cómico que ya está quemado y huele a quemado pero el aroma es peligroso.
Ahora bien, la idiotez máxima es el propio planteamiento de los organizadores del acto. Claro que tenían un objetivo: presentar como intelectual a un cavernícola hosco y escaso de CI. Para eso había que colocarlo en un circo donde los focos le diesen la relevancia que por sí no puede alcanzar. Se podría decir que fueron "gente lista". Pero en realidad son idiotas en la línea de aquel clásico tonto del pueblo que conseguía comer a fuerza de que se riesen de él. Y aquí miro hacia atrás, a mi infancia: veo a Goyo (Villatresmil), con bigote y arremetiendo contra los que le silbaban... para luego tomar el vino al que le invitaban.
Y como sigo mirando para el mismo sitio, propongo nombrar al señor Aznar, doctor honoris causa por la Universidad de Bustoburniego, de acrisolada raíz, cuyo decanato por el profesor de Sexología Max de Max aún luce 32 años después. Invitaría también al señor alcalde de Oviedo aunque le rogaría que no llamase a gritos al juez.
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