Estado de desecho (y deshaciéndose)
Es asombroso el escaso tiempo que se necesita para transitar hacia atrás en la construcción de un Estado. No es que se vuelva sin más a estructuras anteriores. No ¡qué va! El tiempo tiene una dirección (la flecha del tiempo) y como todo se mueve, es imposible volver hacia atrás en el tiempo... pero es bien posible reacomodar las instituciones a la nueva situación... con planteamientos del pasado.
El Estado liberal desplazó al absolutista para dar cabida en la gestión del mismo a una nueva clase social minorizada en lo político con anterioridad. Enseguida encontró acomodo a los desplazados anteriormente (la aristocracia... y hasta a las mismas familias reinantes, aunque creció el número de repúblicas) y de la revolución se pasó a un moderantismo "centrista" que necesitó empujones sucesivos para que ese Estado, ese "instrumento de clase" se amoldase a lo que economía y sociedad iban exigiendo en forma de amenaza de revolución.
Y así desembocó en la Democracia: horizonte cercano al inicio de la revolución burguesa (fines del XVIII y comienzos del XIX), se abandonó bien pronto por un Estado solamente garantista en el orden y la seguridad jurídica... que exigía para combinar ambas cierta preferencia con las clases superiores y mano dura con las clases populares. Cuando esa disparidad fue clamorosa llegó el socialismo, el comunismo y la antítesis de ambos, el fascismo.
Costó millones de muertos. Pero de ahí salió un "pacto de mínimos" entre el liberalismo temeroso de la revolución y de su último aliado (el fascismo) y el socialismo de corte democrático. Ese liberalismo aceptó una mínima intervención del Estado en la corrección del mercado aunque no obvió en ningún momento la parte "positiva" para los intereses de la clase social que ideológicamente representaba. Es decir: una educación pública, una sanidad pública, unas pensiones públicas... ahorraban un montón a la empresa que podía así aumentar su productividad indefinidamente. Sólo requería una tributación en forma de cotización social e impuestos sobre la renta.
Eso fue el origen del Estado del Bienestar o Estado social y de derecho. Lo primero lo exigía el socialismo (laborismo, socialdemocracia...) y lo segundo era algo de lo que el liberalismo no podía desprenderse. Fue en los años 30 cuando se teorízó y en la segunda mitad de los 40 cuando se impuso: el héroe de la Bretaña victoriosa, Churchill perdió las elecciones en favor de un laborismo que llevaba como programa el informe Beveridge. Keynes estaba detrás en lo económico. Y una Suecia neutral en la que ya desde 1935 gobernaban los socialdemócratas así como el trabajo de F.D. Roosvelt en los años 30 con políticas de demanda frente a los monetaristas republicanos. Aún así, un tal F. von Hayeck desde el liberalismo más puro veía un peligro, un "camino de servidumbre" salirse del darwiniano liberalismo del siglo anterior.
El pacto funcionó... mientras los tanques soviéticos podían plantarse en una semana en los Pirineos (no pasarían de ahí porque las carreteras y pasos de montaña eran fatales, no por el bravo ejército español...). Con una URSS a la baja en los 80 y finiquitada en medio de una farsa a comienzos de los 90; con una carrera tecnológico-espacial en los 80 que no pudo seguir; con una China que bailaba la música USA del crecimiento económico "gato blanco, gato negro... que cace ratones"... Con el miedo fuera del cuerpo ya no hacía falta el pacto.
Ese liberalismo con el disfraz de la "doctrina social" de la Iglesia abandona el pacto y, en la Italia que mejor representaba esa división (con la Mafia detrás... con las multinacionales detrás...) los dos partidos del pacto (el PCI no era socialista pero actuaba como tal) desaparecen como azucarillos en agua caliente. De ahí sale un "Polo (luego popolo) de la libertad" con el liberalismo por programa y el chanchullismo berlusconiano en la práctica... En la España que nacía a la Democracia al tiempo que entraba en crisis ese pacto, no hubo tal Democracia Cristiana... ¡ni liberalismo! sólo postfranquismo, nacional-catolicismo-conservadurismo. Eso sí, hubo un Partido Socialista socialdemócrata (no socialista, desde 1979 programáticamente incluso) que intentó lo que estaba instalado en los otros países: un Estado social y democrático como se logró poner en una Constitución, salvavidas para unos sedicentes franquistas (y no convencidos demócratas) y esperanza para esa oposición al franquismo (silenciosa o ruidosa).
Se intentó y se consiguieron cosas, sí... pero muy lejos de los estándares que se tenían por modelo: Francia (un sector público potentísimo y una derecha "republicana" convencida); una Alemania cuyo pacto nacional era ese mismo Estado social: el capitalismo renano); una Holanda, una Bélgica, una Austria... Incluso en pleno hundimiento un repetino golpe de fortuna del anteriormente derrotado PSOE les aupa otra vez al poder en 2004... y ponen un hito más: la Ley de Dependencia. Pero la situación es muy diferente de la de 20 años antes. Y en los 8 años siguientes las circunstancias mundiales (con ayuda desde dentro, por supuesto: la burbuja inmobiliaria... no el "vivir por encima de las posibilidades") lo pusieron aún peor.
Y ahora ¿qué? "¿Qué hacer?". El liberalismo hispano rampante y ramplón (y en ese hispano va el catalán, el vasco o el castellano-manchego), rampante porque sin pudor está ahí; ramplón por ser más meapilas que racionalmente liberal y antes que liberal. Ese liberalismo está deshaciendo el Estado, desechando lo conseguido. Creíamos que eran derechos (lo son) y manejando el lenguaje lo están echando abajo todo. No hay día que la prensa (y la portavocía de los gobiernos central y autonómicos) no nos amargue desayuno, comida y cena. La sanidad es ya un asunto privado... y lo llaman colaboración público-privada (será por lo de socializar pérdidas y privatizar ganancias). La educación tampoco es ya pública para todos; la dependencia se hunde; las pensiones se tocan cuando eran intocables... y así todo. Pero ¿y la Ley?... la ley se hace para el fuerte, para escarnio del débil... Véase la burla en la fotografía: el gañán con los ojos semicerrados como riéndose del payaso que tiene al lado que, a su vez, se toca los cojones y se burla del espectador.
Y, si no es Estado de derecho, ni estado social ¿qué es? ¿Instrumento de quién?
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