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Higinio

Una generación ahistórica (4)

El tiempo histórico que esta generación adolescente (recuérdese: incluimos a muchos de hasta 30 y más) maneja con soltura es un tiempo corto. Es ese tiempo social vinculado al tiempo astronómico mínimo: el día, la semana, el mes y el año (y el minuto cuando se trata de una “demanda que sale de ellos”, no al revés, claro). Son los únicos que son capaces de llenar de contenido. Aunque ese contenido no coincide con el que le da el resto de la sociedad, por supuesto.
El día -de “aproximadamente 24 horas”- se divide, desde luego, en día y noche... pero las actividades asignadas a una u otra parte del día no coinciden con las de los mayores: la noche es la de actividad intensa (¡no trabajan a turnos!) y la luz es para las tareas de “baja intensidad”: obligaciones para con la parte de la sociedad que no son los pares como estudiar o trabajar.
La semana, tampoco es un tiempo social cuya vivencia coincida con el de los mayores. Son “siete días”, cierto... pero ni duran, ni miden ni suponen lo mismo: para los mayores son cinco días más dos; para esta generación ahistórica, son dos más cinco. Y aquí el orden de los factores altera todo. Los dos del fin de semana pueden ser un interludio (para los mayores, por ejemplo) o pueden ser la meta: el fin de semana es el que da contenido a la semana. Y no al revés.
El mes para los mayores tiene significados concretos: el recibo del banco, lo que da de sí la nómina... Para los cachorros de esta generación (insisto, algunos ya no vuelven a cumplir “los treinta”) es “uno menos” para las vacaciones. Y para los más exquisitos, son los 30 días que van de un dispendio a otro (me refiero a los compradores compulsivos de día fijo, sea tecnología, ropa o tunning... y si es un adorador de la estética corporal, pues el mes es el plazo máximo entre retoque y retoque).
¿El año? Bueno: el cumpleaños, los “topes” para conseguir más “cuerda en casa”, para ponerse con “el carnet de conducir”... para “ser mayor” y que no se metan en su vida. Para los mayores (que los padecen), el año es... un año más aguantándolo y aguantándole la soberbia. El año pasado es solamente un album en el que se han “pegado” una serie de recuerdos de experiencia propia (e intransferible) pero sin mayores referencias a un ámbito más amplio y “social” propiamente.
En fin. El tiempo social es, para esta generación, un tiempo individual

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