Maragall es Estado; Carod también.
Efectivamente. Hay un error demasiado común y, posiblemente, buscado intencionadamente, por el que se contrapone Estado a nación aunque sea nacioncilla, simulacro de nación, o cosas por el estilo.
Es intencionado cuando desde presuntos representantes de ciudadanos de X cuando deben decir vecinos (sólo el Estado da nacionalidad y por tanto ciudadanía) se actúa como si se tratase de una confederación y aquí se plantea todo como dos negociadores: yo y el resto. Como mucho, una alianza entre otros que lo ven como yo: Galeuzca ayer o Pacto de Barcelona en versión 98.
Pero velis nolis Euskadi, por ejemplo sólo tiene (y tuvo) entidad política como parte de ese Estado que es España que, por otra parte se autodefine como nación en el mismo texto que da entidad política a Euskadi. Un poco más complicado es el caso de Catalunya y de Galicia. Pero si se tiene en cuenta que el pacto político que crea España es la Constitución de Cádiz (y no tanto la Monarquía, aunque ésta sea la raíz y es la que va ser suplantada por la nación), no había ni Generalitat ni Xunta, aunque una y otra se crean momentáneamente dentro de la nación española.
Pero tampoco es necesario ir tan allá. En el hoy, una y otras son realidades políticas en el Estado. Es más: son Estado. E Ibarreche, Fraga o Maragall, son parte del Estado (art. 152.1 CE). Y quién forma parte de su gobierno, lo mismo. Así pues, ¿a qué el desplante y chulería de payaso del Carod-Rovira en Israel porque no está mi bandera. Hay que ser imbécil (social, o sea de ese 5% de la población, catalana y universal) para marcar el protocolo internacional (y aquí nación equivale a Estado, no a nación cultural) un tontolculo así. Además, se ve que el hombre necesita viajar: un poco paleto sí que debe ser, pues basta ver las fotos que se hace como un turista bobo. Por cierto ¿se fue a negociar que el Barça jugase con un combinado internacional israelo-palestino? ¿Las simpatías proisraelíes de Carod por la normalización del hebreo allí, le hacen obviar el sufrimiento del pueblo y nación sin estado de los palestinos?
La contradicción es parte de la izquierda. De la izquierda sensata es superarlas, no mantenerse en ellas. Y de la izquierda nacionalista (¿existe tal sinsentido?) es hacer el tonto por los símbolos. Aunque en otros casos sean cruces de la victoria y monárquicas se dice que se es de izquierda y queda... muy antisistema. Parece que ser antisistema no es ser de izquierdas así porque sí.
Es intencionado cuando desde presuntos representantes de ciudadanos de X cuando deben decir vecinos (sólo el Estado da nacionalidad y por tanto ciudadanía) se actúa como si se tratase de una confederación y aquí se plantea todo como dos negociadores: yo y el resto. Como mucho, una alianza entre otros que lo ven como yo: Galeuzca ayer o Pacto de Barcelona en versión 98.
Pero velis nolis Euskadi, por ejemplo sólo tiene (y tuvo) entidad política como parte de ese Estado que es España que, por otra parte se autodefine como nación en el mismo texto que da entidad política a Euskadi. Un poco más complicado es el caso de Catalunya y de Galicia. Pero si se tiene en cuenta que el pacto político que crea España es la Constitución de Cádiz (y no tanto la Monarquía, aunque ésta sea la raíz y es la que va ser suplantada por la nación), no había ni Generalitat ni Xunta, aunque una y otra se crean momentáneamente dentro de la nación española.
Pero tampoco es necesario ir tan allá. En el hoy, una y otras son realidades políticas en el Estado. Es más: son Estado. E Ibarreche, Fraga o Maragall, son parte del Estado (art. 152.1 CE). Y quién forma parte de su gobierno, lo mismo. Así pues, ¿a qué el desplante y chulería de payaso del Carod-Rovira en Israel porque no está mi bandera. Hay que ser imbécil (social, o sea de ese 5% de la población, catalana y universal) para marcar el protocolo internacional (y aquí nación equivale a Estado, no a nación cultural) un tontolculo así. Además, se ve que el hombre necesita viajar: un poco paleto sí que debe ser, pues basta ver las fotos que se hace como un turista bobo. Por cierto ¿se fue a negociar que el Barça jugase con un combinado internacional israelo-palestino? ¿Las simpatías proisraelíes de Carod por la normalización del hebreo allí, le hacen obviar el sufrimiento del pueblo y nación sin estado de los palestinos?
La contradicción es parte de la izquierda. De la izquierda sensata es superarlas, no mantenerse en ellas. Y de la izquierda nacionalista (¿existe tal sinsentido?) es hacer el tonto por los símbolos. Aunque en otros casos sean cruces de la victoria y monárquicas se dice que se es de izquierda y queda... muy antisistema. Parece que ser antisistema no es ser de izquierdas así porque sí.
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