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Higinio

Un pulso al Estado y la sociedad españoles

Eso es lo que está intentando hacer Ignacio de Juana Chaos, como protesta por su mantenimiento en prisión tras la revisión de su inmediata excarcelación según la legislación de 1973 por la que ingresó en prisión, vio “rebajada” su condena máxima (30 años, de los miles a los que fue condenado) tras la aplicación de la ley correspondiente… si bien en una interpretación no necesariamente ajustada a derecho aunque sí se había aplicado a otros: la acumulación de penas en una y la aplicación de la reducción a esa única pena. Pero no es sólo la revisión de esas medidas (lo que acaso no sería “justo” como motivo único) sino que se le procesó nuevamente por dos cartas amenazantes que, al provenir de alguien que no había renunciado a su pertenencia a ETA, son perfectamente entendibles como “amenazas terroristas” y deben ser juzgadas como tal.La oportunidad de esa huelga de hambre está no sólo en que era ahora cuando iba a ser excarcelado sino en un contexto aún más complejo: cinco meses de la “tregua” de ETA y el impasse (al menos así lo dice Gara, HB y todo ese submundo terrorista –tesis de Garzón, con la que es difícil no comulgar) en la “negociación”. Y es que “diálogo” con ETA lo hay y lo sabemos… lo que ocurre es que el Gobierno es probable que le haya dejado claros los límites: no habrá excarcelación general y, probablemente, algunos de los sanguinarios (y líderes de la banda, claro) estarán unos cuantos años más en la cárcel… si bien –estoy seguro- no “eternamente”. Si ETA debe dejar las armas “por nada” –según su parecer- está claro que debe provocar una acción que la ponga nuevamente de actualidad. ¿Un atentado? Sería quemarse a lo bonzo. ¿”Movidas” en la cárcel? Parece más asequible. Y el más tonto –por fiel- que “trabaje”.Al gobierno le queda una papeleta fea. Ya tenemos la experiencia de los GRAPO a finales de los 80, y algún caso aislado más. Pero hay sentencias de sobra para cubrirse legalmente. No perdamos cuidado: no será una víctima del Estado español… objetivamente; sólo “subjetivamente” para quienes son unos sujetos de cuidado. Además, ¿cuántos lo van a llorar? Como mucho, lo jalearán los suyos, pero llorarlo, no: es bastante incómodo en persona y muy válido como mártir. Siempre fue así.

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