Territorio y ciudadanos: las balanzas fiscales
No sé si la "serpiente de verano" en España (con perdón) va a ser la polémica sobre las "lenguas propias" y los "derechos de los hablantes", o la que arranca desde ayer (con el preámbulo de hace unos 15 días con la presentación de la balanza fiscal catalana hecha por "expertos" y a conveniencia o con la garantía del "tripartit"), a saber las balanzas fiscales en España.
El territorio ha sido elevado por la teoría política del nacionalismo a la categoría máxima en el análisis político. Se es ciudadano de y por un territorio, por tanto, el ciudadano, el individuo, va después de la definición del territorio. Ciertamente por ahí no va el dislate. Piénsese que los griegos (y luego los romanos) superaron el mundo tribal creando el "demos", territorializando a los individuos y rompiendo así su lazo familiar amplio. No, no es por ahí.
El problema viene cuando es el único o el principal concepto para el análisis político. Y más aún, si no estamos hablando del territorio como un Estado, sino de un ente menor, la región -en el amplio sentido que tiene en Geografía.
Los individuos viven, necesariamente, en un espacio, un territorio. Es ahí donde desarrollan sus vidas y donde ejercen como ciudadanos (o como súbditos) su vida política, o sea su vida en sociedad. Pero es a ellos a quienes se debe dirigir la acción política de los gobernantes, en cuanto ciudadanos, no en cuanto miembros del territorio, pues a nadie se le escapa que la condición de "vecino" es contingente y la de individuo con derechos no (al menos no en el estadio de civilización que tenemos).
Entonces ¿quién contribuye a las arcas del Estado, el individuo o el territorio?. El individuo que, por las razones que sea (querencia, casualidad, oportunidad...) vive en un territorio. ¿Quién es el receptor de las inversiones del Estado? El individuo que vive en un territorio y que, para la satisfacción de sus necesidades puede requerirse que se modifique ese territorio: creación de infraestructuras o similares, pero es para la satisfacción de necesidades del individuo, no del territorio. Podemos identificar esas necesidades en informes que "categorizan" ubicando el colectivo en un territorio, por ejemplo, los habitantes de la zona rural, o de la zona rural más desfavorecida, o ... pero son los individuos, no el territorio.
Por eso, los conciertos económicos vasco y navarro o la milonga nacionalista de las balanzas fiscales, son extrapolaciones de categorías analíticas a conceptos absolutos. Y eso o se le llama falsedad, o se reconoce que es un paso más en el desafío al Estado para crear otro Estado (estadito) donde se reproducirá el desequilibrio. Pues, esos desequilibrios los hay ahora: ¿todos los catalanes tienen el mismo acceso a los servicios como ciudadanos? ¿todos los madrileños tienen el mismo acceso a los servicios como ciudadanos? No. Ayer, Rosa Montero (La pobreza) lo dejaba a la vista en el caso madrileño. ¿Es que alguien se cree que en los territorios "nacionalizantes" van a revertir las inversiones en el bienestar del ciudadano? No: son para "construir el país", fer país y similar. Por ejemplo, 5 millones de euros para tentar lo del derecho a decidir...
Post scriptum: son los individuos, imbécil, no los territorios...
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