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Higinio

Obras, recortes y demás.

Es la noticia de la semana. Los recortes de Fomento. Han dejado decepción, frustración y cabreo en muchos sitios. Lógico: las promesas son para cumplirlas y si no se hace, no es sólo la credibilidad lo que se resiente: aparece la "desafección" que fue el tema de las semanas anteriores pero por otros motivos (aunque de promesas debidas también).

Creo que hay un problema de educación política grave detrás de todo ello. De los que prometen, de los que hacen prometer (me imagino cómo estará ahora mismo el presidente cántabro, Sr. Revilla: echando cianuro en las próximas anchoas destino Moncloa) y de los que aceptan las promesas sin más; sin pensar todas las mediaciones que hay ente el dicho y el hecho.

Una cuestión que se acepta sin más en la política de este país es entender ésta "territorializada". Sí, eso de "¿qué hay de lo mío?" pero llevado al "¿qué hay de lo nuestro?" Tiene unas largas raíces en el caciquismo de antaño. En el de corte aristocrático cuando la "nación" eran los privilegiados que debían "cuidar" del bien de los "súbditos" y "vasallos"; y en el posterior del libealismo agrario que se instaló en España. Creo que viene de ahí, aunque también se pueda rastrear en otros lugares de Europa. Obviamente porque tienen, tuvieron, una historia bastante parecida. Italia, sin ir más lejos.

La "racionalidad" moderna no ha podido con ello. Una obra, un privilegio, es tomado directamente como un derecho y una obligación para el poder bien porque "lo tienen otros y nosotros también lo queremos" (el efecto emulación, más que la "deprivación"); bien porque hay que consolidar el partido (o el cacique) en tal sitio. Así, nos encontramos con Museos de Arte Contemporáneo y Centros de creación artística cada 150 kilómetros como mucho. Palacios de Congresos cada 70 km. más o menos; Recintos feriales, parques temáticos... en cada pueblo tenga los habitantes que tenga. Y, cómo no: un aeropuerto por capital de provincia o, como mínimo, para cada Comunidad Autónoma con independencia de los habitantes que tenga y/o que lo puedan utilizar: el de Castilla La Mancha tiene 6 vuelos diarios y la infraestructura es para recibir más de un centenar. Se dirá que es de capital privado... con muchas, muchas ayudas públicas (en parte de una Caja que quebró y fue la asturiana a salvarla).

Es decir, que el sentido común aquí se sustituye por el "yo también". Así, se pretende hacer llegar el AVE a Gijón... claro que Oviedo no puede prescindir de él (bueno se pondría el que puede más que Cascos ahora). Y en ese caso ya no compensa que llegue a Gijón. De ninguna manera: no hay espacio, no alcanzaría ni los 100 kms hora y el destrozo, desalojos, coste... sería enorme.

Pues mirándolo en positivo ahí va la propuesta: el AVE se queda en Pola de Lena; con la mitad del coste previsto para traerlo a Gijón, se refuerza (incluso con otra vía) el cercanías y se duplica en las horas previas a la salida del AVE, los cercanías. Así, un vecino de Lugones, va en el AVE casi como si lo cogiese en Oviedo. Y uno de Mieres antes. La playa de vías en Pola de Lena y se le daría algo de vida más a esa localidad. ¿Dónde llegaría el AVE a Oviedo? ¿A San Lázaro? ¿Y a Gijón? ¿A Viesques?... Por favor, sensatez por una vez: el AVE en Pola de Lena. Y punto. ¿Es que el aeropuerto tenía que estar en Oviedo? Ya se conoce como tal internacionalmente, pero no está en Oviedo. Arreando.

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