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Higinio

Cascania, paraíso casquiano

Kakania era el país imaginario que ideó Robert Musil a comienzos del siglo XX para el hombre sin atributos. Por las mismas fechas (de la acción, claro) escribía Kafka sus situaciones kafkianas para Joseph K. y también se situaban en el mismo entorno. Musil era checho y Kafka austriaco. Pero ambos formaban parte hasta 1918 del Imperio Austrohúngaro, la Kakania de Musil.

En Kakania, por muchas razones y no sólo por lo que escribían estos autores, la antirracionalidad más que la irracionalidad se instaló en ese tiempo. La irracionalidad es la falta de racionalidad. La antirracionalidad es contra esa Razón misma.

Cascania es también un país donde acaso no sea visible aún la antirracionalidad, pero sí la irracionalidad. Cascania tardó dos meses en tener gobierno. Pero da igual. Casi tres meses después sigue sin comenzar la tarea. Da muestras de existir, sí: su presidente dice aunque más a escondidas que ante la opinión pública. Sus consejeros aún no se han enterado de donde están ni de lo que tienen que hacer.

En Cascania ahora se señala a los anteriores para un posible procesamiento, se dan señales de una situación imposible (justo para que huyan inversores y cueste más ganarse la confianza), se lanzan rumores de ventas, dejaciones, olvidos necesarios... Cascania inicia la ruta hacia la irracionalidad. Un ejemplo: con una red pública de enseñanza más que digna, se la va a desvetir para pasar las ropas a la enseñanza concertada... que, como todo el mundo sabe, tiene en el área rural sus centros. Véanse los Jesuitas en Tineo, las Dominicas en Vegadeo, los maristas en Cangas de Onís, o los dominicos en Colombres. Ahí está la concertada para reforzarla.

Cascania vive sin vivir porque huele lo que está a punto de salir del horno dentro de mes y medio, pues de tanto estar ahí, se está quemando, nos está quemando. Cascania vive las situaciones casquianas derivadas de una venganza fría, de largo arco y que no aspira ahora mismo más que a cortar cabezas de un alcalde, de una aspirante a alcaldesa y media docena más de personajes secundarios (aunque son cabeza en el partido anterior del vengador).

Cascania, paraíso natural, patrimonio de antigüedad que hay que mantener, provinciano para el futuro. Cascania, qué mala suerte has tenido...

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