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Higinio

Café diferente para cada taifa

Ya está bien de café para todos. El encaje (¿de bolillos?) de algunas taifas en el imperio almohade que llamaban España, requiere que el estatus político de cada territorio sea “a la carta”, para mantener la pluralidad. Y es que –no se olvide- la “nación” es algo natural, como los granos en el culo, por ejemplo. Y el pueblo, también. También es natural, como la sarna o el sarro en los dientes. Bueno estaba Aristóteles con aquello de zoon politikon. No. El hombre es un animal-nacional, un animal-pueblo. Es una ley universal (es más, si es universal es porque antes es “local”, claro está).
No hace falta ser muy despabilado para apreciar algún problemilla de los que ocurren entre vecinos, porque a eso se reduce la convivencia tras la acomodación. Vamos a dejar de lado los problemas que surjan de los “espacios comunes” de la vivienda y la contribución a su mantenimiento, algo que puede ser difícil de resolver porque el “coeficiente” de ocupación dela vivienda es diferente. Vamos a dejar de lado, también, aquellos problemillas derivados de compartir (uno a cada lado) el tabique/frontera que separa así como aquellos efectos perniciosos que el vecino hace en su casa pero que “sufre” el de al lado. Vamos a dejar de lado -es mejor- las posturas unilaterales cargadas de razón (individual, personal) con que cada vecino acude a la reunión. Vamos a dejar de lado, desde luego, aquellos problemillas derivados de la decisión sobre la urgencia del gasto, de la reforma del edificio común, de las mejoras, etc. Y dejemos también de lado, el estado de la fachada y del portal, imagen de la comunidad para los de afuera. Tampoco entremos a tratar las normas para la convivencia que cada cual interpreta a su favor y que será costoso acudir a los tribunales cuando el chulo del cuarto diga so cuando la norma dice claramente arre.
Lo que no será ningún problema, desde luego, es la existencia de “selecciones nacionales”, ligas nacionales en las que el Barça juegue con el Berga F.C. o el República Sociedad con el Atletic Club de Lejona (ya es posible ver jugar al Real Oviedo con, por ejemplo, el Cangas del Narcea). Tampoco será ningún problema la creación de una lengua para asegurar la diferencia (ya están inventadas y ¡cómo no!: son tan naturales como el respirar) y que sirva de peaje en la visita al vecino para pedirle una taza de azúcar. En fin, no será problema que cada cual tenga su “caja” de la Seguridad Social para prestar el servicio adecuado a “sus” ciudadanos: la mayoría, al jubilarse, se largarán a sus lugares de origen, al piso de donde salieron, y así se pagarán menos pensiones: sólo a los “nacionales”.
Sí es probable que sea un problema eso que es tan natural, tan natural, que siempre se compara con otra cosa tan natural: la envidia y la tiña. Un vecino envidioso es un enemigo peligroso. Cuidado con él en la escalera o en el garaje cuando se apaga la luz. ¿Sabe mucha gente qué hacía Franco Tujman mientras acudía a la presidencia colegiada de Yugoslavia?. Compraba armas a Alemania. Está grabado. Eso sí: el “pecado” es de los servicios secretos serbios, que lo grabaron.

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