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Higinio

Notas para... (continuación -3)

6.-Señalaba más arriba que el hijoputa no es necesariamente producto de la genética. Y no sólo porque su madre tenga el honor íntegro o lo alquile cuando le apetezca. No es por eso. No es un asunto de genética porque es un comportamiento básicamente “aprendido”. Por ello podríamos decir que el hijoputa no nace: se hace.
Y es que en el grupo se curte el hijoputa. Es ahí donde se perfila su personalidad. Ahí cura y supera sus complejos en la carrera por liderar el colectivo y arrastrarlo hacia su servicio. Sea la familia, la pandilla, el equipo, la tribu... para el hijoputa todos deben estar a su servicio y deben obedecer al líder que sabe donde está la meta y cómo alcanzarla.
Es el caso del hijoputa que busca “encarrilar” a su pareja hacia lo que cree que debe hacer... y cuando ésta se niega, entra la violencia. Ese es un caso particular de hijoputa.
Pero es también el caso del “enredador” que con dimes y diretes deshace un grupo para reorientar las preferencias del mismo hacia otro liderazgo, el suyo. Todos conocemos a alguien así.
Parece ser que la Psicología de grupo va encontrando explicación a conductas individuales generadas en el propio grupo en el proceso relacional. Ello nos puede ayudar a clarificar la construcción del hijoputa como tipo psicológico específico. Está el estudio tradicional (numerosos autores ya) de la “polarización de grupo”, que explica cómo unos por otros, el grupo toma decisiones drásticas con muy poco sentido común. A ese tipo de estudios hay que añadir los que describen y explican la personalidad del líder y su encaje en un grupo a su medida. Para ello están los análisis de la dinámica del grupo donde tanto si se atiende a la distibución de la información, como a la orientación de las simpatías y rechazos, se descubre una correlación de fuerzas en las que el líder tiene un papel fundamental.
Pero seguimos sin saber mucho sobre la construcción de la personalidad del hijoputa: un tipo particular de líder... pues no todos los líderes grupales han de ser hijoputas. Un ejemplo de que no todos los líderes son iguales, aunque tratemos de la misma tribu está en los casos de los cardenales Tarancón y Rouco Varela: ambos –en tiempos diferentes, es cierto- han ejercido el mismo cargo... y, sin embargo ¿diría usted que tienen el mismo comportamiento como líderes?

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