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Higinio

Una generación ahistórica

Una constatación: el conocimiento histórico de los adolescentes (y llevo esta etiqueta hasta los 30 años) es, en general, nulo o muy deficiente. Otra constatación: no tienen un “mapa del mundo en que vivimos” (sí del [estrecho] “mundo en que viven”). Y otra: no tienen perspectiva de futuro más allá del próximo fin de semana; acaso, de las próximas vacaciones.
Insisto. Es una constatación, no una mera hipótesis. No obstante, vamos a tratarlo como tal hasta su confirmación.
Entre todos los análisis que periódicamente se hacen sobre capacidades adquiridas en la escuela por los adolescentes (el último “sonado” fue el informe PISA, pero también el INCE ) la falta de conocimientos (que aquí serían CRITERIOS para guiarse en el presente: el conocimiento histórico sirve –ni más ni menos- que para organizar el pasado de forma que “informe” el presente... en el que se construye el futuro) es aterradora. Se insiste en el “analfabetismo” para las nuevas tecnologías, el “aprender a pensar”, en... pero se deja de lado el “aprender a vivir como ser racional”.
La cosa viene de atrás. El BUP “fosilizó” el estudio de la Historia con un programa, tanto el de 1º como el de 3º, excesivamente amplio e inacabable. El resultado es toda la caterva de politicastros que, con un desconocimiento abismal de los siglos XIX y XX (este último jamás se dio en el aula y si se llegaba a tocar era desconectado de lo anterior, saltándoselo y con una visión casi siempre sesgada) hoy hablan del pasado como una genealogía del presente y futuro imaginados, deseados y que pretenden construir cual Prometeos nuevos. Pero Prometeo no tenía historia detrás, tenía sólo el presente y el futuro.
Es imposible comprender las tonterías que hoy dicen incluso los que estudiaron el útlimo bachillerato anterior al BUP sin apelar a ese brutal desconocimiento de la modernidad y la contemporaneidad subsiguiente. Sí que se conoce la Edad Media. Aunque al modo legendario.
Y la LOGSE vino a rematar la cuestión. No porque “mezclase ciencias sociales con Historia y Geografía” (se necesitaba en la Historia que se daba y se estudiaba un buen baño de ciencia social: Economía, Sociología, Antropología, Derecho...) sino porque laminó el tiempo que se dedicaba a la materia, se cortó lo que se suponía prescindible y, finalmente, se distribuyó la materia a lo largo de los cuatro cursos de forma que el lapso veraniego venía a liquidar lo ganado durante el año. Es más: sin manejar un concepto adecuado de tiempo, se introducía el estudio de las sociedades de la Prehistoria y la Edad Media a una edad en que no se ha ganado el concepto de tiempo... ni había posibilidad de hacerlo.
(...)
Continuaremos.

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