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Higinio

Objeción de conciencia.

El sagrado derecho de objeción de conciencia es solicitado ahora por quienes lo han negado durante más de 1500 años; por quienes quieren controlar esa conciencia so encargo divino; quienes, en fin, creen estar en posesión de la verdad eterna. Un derecho que, como muchos más de corte liberal, humanista, fueron negados hasta el otro día en bloque porque eran producto del anticristo, que es sinónimo de Razón, la razón ilustrada. Ironía extrema es ver a un purpurado (o simplemente un cuervo de cierto rango) en la trinchera de Voltaire. Joder. Porque el hombre tenía ese y otros derechos por encima de todo, si no a buen seguro que se mudaría a otra trinchera. Oportunamente llegados, diría irónicamente para señalar ese oportunismo adaptativo en pos del objetivo supremo: seguir con el cuento.
Es el caso de esa vieja multinacional de la cultura (occidental), cuya sede social está en unos palacios romanos y que cuenta con privilegios fiscales, políticos, sociales y de todo tipo allí donde asienta sus reales.
En un país que ya está soportando más de la cuenta la actividad de tal multinacional, hay que soportar ahora esa injerencia en los asuntos públicos pues ahí es donde se está pidiendo la “objeción de conciencia”. Y a día de hoy, la petición va más alto: al propio Jefe del Estado se le pide que objete.
No necesito más para pasar de la tolerancia a la beligerancia como republicano. Pero ya tengo suficiente como para ejercer mi derecho a la objeción de conciencia: ésta me pide ahora que objete de la tolerancia y de la pruedencia... y que diga muy alto MECAGONLAORGANIZACIÓN. Ya está.

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