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Higinio

Capillas y "capillitas ideológicas"

Estoy seguro de que quienes hablan de la "ideología de género" para referirse a la igualdad radical entre hombres y mujeres, o a la "ideología de la muerte" para referirse al aborto terapéutico legal y a la regulación del suicidio, no aceptarán ni entenderán que me refiera a la religión como una ideología.

No lo aceptarán ni siquiera rebajando la tesis marxista de "visión deformada de la realidad". Entiendo que una ideología es una visión de la realidad (ni más ni menos deformada que otras: la sociología del conocimiento a estas alturas ya nos ha despejado la duda). Una visión de la realidad en su conjunto y, por tanto, la base de la acción del individuo. De toda la acción libre y voluntaria, claro.

Es en ese sentido que me refiero a las "capillas" en los centros educativos: son capillitas para impartir ideología en lugares donde se debiera atender sólo a la ciencia. Pero esto último ya sabemos que no siempre ocurre. Actos políticos declarados (toda acción social es política, pero algunos actos son tan descaradamente políticos que entran en el rango de la politiquería; me refiero, pues a estos) y que suelen llevar contestación de quienes no están de acuerdo, se suceden con frecuencia. Aquí ya he escrito algo sobre un individuo que levantó el dedo corazón para mostrar su amor a quienes le protestaban en la Universidad de Oviedo.

Hacer pastoral no se reconoce como acción política y ejercicio ideológico, claro está. La eximente de "mandato divino" le da el brillo necesario para ceder esa etiqueta mundana a lo que hicieron los protestarios de la Complutense. Reconozcamos que la Iglesia sólo ve arte en las estampitas y figuritas que mueven a la oración. Y difícilmente la performance de quienes irrumpieron en los oficios se puede entender como tal. Ni el belén fotográfico de la Universidad de Granada (obsérvese que fue otra universidad la que reglamentariamente cedió espacios para una exposición artística).

En fin. Los ejemplos de diferente vara de medir serían infinitos. Razón y Fe y sólo combinan bien cuando es la Iglesia la que hace el batido. Es la revista de los Jesuitas y éstos son desde hace casi 500 años los encargados de poner orden en esas dos maneras de enfrentarse al conocimiento: el conocimiento racional y el revelado.

Como en la Universidad vamos a chocar siempre, lógicamente, podríamos llegar a una entente. Usted pague por el uso de un espacio público y haga lo que le dé la gana en el interior... y al exterior aténgase a la normativa pública de fachadas, letreros y escaparates.

Pretender otra cosa es abusar en un Estado aconfesional por mucho 70% de católicos que haya (me están contando a mi y ya apostaté hace décadas por la misma vía que me hicieron católico: sin contar uno con los otros). Es abusar y volverse a tiempos indeseables: cuando la Universidad era coto eclesiástico o, incluso después de secularizarse, cuando el general del metro sesenta y algo barrigón y voz atiplada cedió todo lo referido a la educación y la cultura a la Sal Terrae... que, como corresponde a la sal echada en tierra, produjo un yermo feroz y persistente.

A dios lo que es de dios, y a los humanos lo que les corresponde (A César, hostias, que a menudo se pone del lado de la religión).

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