Sistema educativo y Reinos de Taifas (2)
Hace un año y un mes, aproximadamente, decía en esta bitácora algo sobre los reinos de taifas educativos y el hecho diferencial a la hora de cubrir la parte que les corresponde del currículo haciendo éste poco intercambiable y más bien ridículo en según qué cosas (la tradición confundida con la Historia).
Hoy quiero ir la disfunción operativa de los mismos, los problemas que genera y, en consecuecia, la desigualdad que ampara tanto por la competencia absurda en la que se cae (buscando el hecho diferencial que denote una nación que se encuentra a sí misma), como por la maraña normativa que limita la libre circulación de los estudiantes y profesores incluso más que si fuese la propia Unión Europea.
Como profesor, entiendo eso del agravio comparativo en la cuestión salarial: más de 3000 euros anuales en relación con alguna otra Comunidad Autónoma (Taifa, para entendernos). Y no es como para tanto el diferencial de IPC, ni de nivel de vida de unos autóntonos y otros. El metro cuadrado de vivienda difiere pero no hasta un 10% de la media que es lo que se refleja en el diferencial salarial (¡ése es el hecho diferencial realmente existente...).
Y disfunción grave, también, en la organización de la movilidad interterritorial: las plazas se reservan para los indígenas o autóntonos en detrimento de quienes, por la razón que sea y alegando mérito (única cualidad que sería weberianamente hablando- exigible al funcionario que se mueve de plaza o puesto) porque salen a concurso sólo cuando éste es de ámbito autonómico. Y en el concurso estatal (que dicen los imbéciles cuando corresponde, de momento, decir nacional) salen habas contadas... a no ser que los sindicatos se levaten de la mesa de negociación y la administración taifeña decida colocar a alguien forastero con nombres y apellidos o, acaso, dar un cantazo a las cúpulas sindicales. Algo de esto pasó este año en la Taifa Asturias.
Otro agravio comparativo está en la capacidad de gasto e inversión de la Taifa correspondiente, lo que supone unas u otras (peores) condiciones de trabajo. Cierto que no siempre (aunque sí casi siempre) gasto inversión- en educación y mejora del nivel educativo van de la mano. Pero van tan estrechamente relacionados que hasta lo delata el informe PISA... visto no en casos particulares sino globalmente considerados (y escalados) los países y su inversión en educación. Pues bien.
¿Qué decir del momento en que las transferencias lleguen a títulos (reivindicado por aberchales soberanistas), materias (en aberchalandia seguro que la Religión vuelve a ser obligatoria... y en la lengua del Edén) o convalidaciones? ¿Será igual el graduado en Galicia y, por supuesto, en galego (no es broma: las certificaciones ahí ya se exigen en el idioma cooficial, en vías de oficial total), que el graduado, pongamos por caso, en Tineo city? Temo que no. Y temo no equivocarme...
Hoy quiero ir la disfunción operativa de los mismos, los problemas que genera y, en consecuecia, la desigualdad que ampara tanto por la competencia absurda en la que se cae (buscando el hecho diferencial que denote una nación que se encuentra a sí misma), como por la maraña normativa que limita la libre circulación de los estudiantes y profesores incluso más que si fuese la propia Unión Europea.
Como profesor, entiendo eso del agravio comparativo en la cuestión salarial: más de 3000 euros anuales en relación con alguna otra Comunidad Autónoma (Taifa, para entendernos). Y no es como para tanto el diferencial de IPC, ni de nivel de vida de unos autóntonos y otros. El metro cuadrado de vivienda difiere pero no hasta un 10% de la media que es lo que se refleja en el diferencial salarial (¡ése es el hecho diferencial realmente existente...).
Y disfunción grave, también, en la organización de la movilidad interterritorial: las plazas se reservan para los indígenas o autóntonos en detrimento de quienes, por la razón que sea y alegando mérito (única cualidad que sería weberianamente hablando- exigible al funcionario que se mueve de plaza o puesto) porque salen a concurso sólo cuando éste es de ámbito autonómico. Y en el concurso estatal (que dicen los imbéciles cuando corresponde, de momento, decir nacional) salen habas contadas... a no ser que los sindicatos se levaten de la mesa de negociación y la administración taifeña decida colocar a alguien forastero con nombres y apellidos o, acaso, dar un cantazo a las cúpulas sindicales. Algo de esto pasó este año en la Taifa Asturias.
Otro agravio comparativo está en la capacidad de gasto e inversión de la Taifa correspondiente, lo que supone unas u otras (peores) condiciones de trabajo. Cierto que no siempre (aunque sí casi siempre) gasto inversión- en educación y mejora del nivel educativo van de la mano. Pero van tan estrechamente relacionados que hasta lo delata el informe PISA... visto no en casos particulares sino globalmente considerados (y escalados) los países y su inversión en educación. Pues bien.
¿Qué decir del momento en que las transferencias lleguen a títulos (reivindicado por aberchales soberanistas), materias (en aberchalandia seguro que la Religión vuelve a ser obligatoria... y en la lengua del Edén) o convalidaciones? ¿Será igual el graduado en Galicia y, por supuesto, en galego (no es broma: las certificaciones ahí ya se exigen en el idioma cooficial, en vías de oficial total), que el graduado, pongamos por caso, en Tineo city? Temo que no. Y temo no equivocarme...
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