Diatriba por la educación (8)
Los currículos (en latín era curricula para el plural; la R.Academia de la Lengua ha aceptado el palabro, lo ha españolizado) cambiaron con la LOGSE. Un currículo educativo es lo que se pretende enseñar, el conocimiento que la sociedad quiere traspasar (y exigir posteriormente) a sus jóvenes. Está bien que se actualice en el tiempo. Y que sea un currículo socialmente aceptable y aceptado. No fue el caso.
El profesorado defendía corporativamente horas para no perder puestos de trabajo. La Administración también ofrecía diferencias internas entre los que no querían perder el contenido humanístico y los que querían introducir la ciencia y al técnica actuales; y los que querían, de acuerdo con los sicólogos, no apurar la mente de los niños con conocimientos abstractos... olvidando que Vigotsky pedía ir más allá porque hay un potencial que se debe apurar al máximo. En fin. El currículo no satisfacía a nadie y parecía a gusto de todos.
Al menos en mi materia, las CCSS estaba bien que además de la Historia y la Geografía tradicionales apareciesen contenidos que apelaban a la Sociología, la Antropología, la Economía... si bien yo echaba en falta también algún contenido que introdujese el Derecho en el aula (lo sigo echando en falta). ¿Qué se hizo? Nada: en menos tiempo (pues se recortaron las horas) se daba lo mismo o un poco más; se actualizaron las perspectivas y enfoques historiográficos (algo bueno y positivo) pero se dio paso a que covachuelistas de las CCAA introdujesen historias patrias que liquidaron el carácter científico de la Historia arrastrándola al terreno de la opinión y la consiguiente pérdida de valor en el currículo.
Pero lo más grave fue la creación de un currículo imposible: un abanico tan amplio de materias (hasta 11 en la ESO) que es imposible de ejecutar sin hundir al alumno en ese maremagnum. Nuevas asignaturas (Tecnología, optativas más o menos singulares); asignaturas tradicionales con nuevo peso: Educación Física (antes gimnasia) que incorpora altos contenidos de Dietética, Biocinética, Anatomía... ya que es ciencia del deporte desde que llegaron los del INEF; Educación Plástica y Visual (antes Dibujo), Música (mayor presencia ahora)... y la siempre innecesaria Religión que debía competir con una materia etérea sin sentido... porque la Ética aparecía ahora en Cuarto como maría reclamable si se suspendía.
Y Lengua perdía horas a favor de la lengua autóntona en Primaria, con lo que se acabó la lectura en clase, el dictado... En Secundaria ya no recuperaba las horas y quedaba a la altura de cualquiera otra materia. Las Matemáticas, lo mismo: a favor de más materias en la Primaria, que erradicaban la posibilidad de hacer ejercicios en el aula (y si se hacían, nunca se acababa el programa), de repasar, o cantar la tabla de multiplicar.
Se abrió así la posiblidad de estandarizar la incompetencia entre el alumnado. No era egebeizar, era simplemente maquillar el analfabetismo con el papanatismo. Nunca se llegó a tal grado de desconocimiento generalizado de la lengua; nunca tan allá en el desconocimiento de la matemática más elemental.
Hasta Segundo de la ESO lo que se necesita es Lengua y Matemáticas. Como mucho, lenguas extranjeras. Y es indispensable erradicar la gilipollez corporativista. Y de mantenerse esa fragmentación del currículo (contra la estupidez no hay remedio) debería obligársenos a que los profesores de las materias menos importantes (todas menos las tres señaladas) atendamos a aspectos que antes eran exclusivos de ellas: la ortografía, la caligrafía, la expresión, la formulación, la(s) cultura(s) extranjera(s)... hasta la posibilidad de empezar a dar clase en una lengua extranjera.
¿La lengua autóntona?. No me hagan reír...
El profesorado defendía corporativamente horas para no perder puestos de trabajo. La Administración también ofrecía diferencias internas entre los que no querían perder el contenido humanístico y los que querían introducir la ciencia y al técnica actuales; y los que querían, de acuerdo con los sicólogos, no apurar la mente de los niños con conocimientos abstractos... olvidando que Vigotsky pedía ir más allá porque hay un potencial que se debe apurar al máximo. En fin. El currículo no satisfacía a nadie y parecía a gusto de todos.
Al menos en mi materia, las CCSS estaba bien que además de la Historia y la Geografía tradicionales apareciesen contenidos que apelaban a la Sociología, la Antropología, la Economía... si bien yo echaba en falta también algún contenido que introdujese el Derecho en el aula (lo sigo echando en falta). ¿Qué se hizo? Nada: en menos tiempo (pues se recortaron las horas) se daba lo mismo o un poco más; se actualizaron las perspectivas y enfoques historiográficos (algo bueno y positivo) pero se dio paso a que covachuelistas de las CCAA introdujesen historias patrias que liquidaron el carácter científico de la Historia arrastrándola al terreno de la opinión y la consiguiente pérdida de valor en el currículo.
Pero lo más grave fue la creación de un currículo imposible: un abanico tan amplio de materias (hasta 11 en la ESO) que es imposible de ejecutar sin hundir al alumno en ese maremagnum. Nuevas asignaturas (Tecnología, optativas más o menos singulares); asignaturas tradicionales con nuevo peso: Educación Física (antes gimnasia) que incorpora altos contenidos de Dietética, Biocinética, Anatomía... ya que es ciencia del deporte desde que llegaron los del INEF; Educación Plástica y Visual (antes Dibujo), Música (mayor presencia ahora)... y la siempre innecesaria Religión que debía competir con una materia etérea sin sentido... porque la Ética aparecía ahora en Cuarto como maría reclamable si se suspendía.
Y Lengua perdía horas a favor de la lengua autóntona en Primaria, con lo que se acabó la lectura en clase, el dictado... En Secundaria ya no recuperaba las horas y quedaba a la altura de cualquiera otra materia. Las Matemáticas, lo mismo: a favor de más materias en la Primaria, que erradicaban la posibilidad de hacer ejercicios en el aula (y si se hacían, nunca se acababa el programa), de repasar, o cantar la tabla de multiplicar.
Se abrió así la posiblidad de estandarizar la incompetencia entre el alumnado. No era egebeizar, era simplemente maquillar el analfabetismo con el papanatismo. Nunca se llegó a tal grado de desconocimiento generalizado de la lengua; nunca tan allá en el desconocimiento de la matemática más elemental.
Hasta Segundo de la ESO lo que se necesita es Lengua y Matemáticas. Como mucho, lenguas extranjeras. Y es indispensable erradicar la gilipollez corporativista. Y de mantenerse esa fragmentación del currículo (contra la estupidez no hay remedio) debería obligársenos a que los profesores de las materias menos importantes (todas menos las tres señaladas) atendamos a aspectos que antes eran exclusivos de ellas: la ortografía, la caligrafía, la expresión, la formulación, la(s) cultura(s) extranjera(s)... hasta la posibilidad de empezar a dar clase en una lengua extranjera.
¿La lengua autóntona?. No me hagan reír...
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