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Higinio

España plural y aprovechados

La ambigüedad es un recurso habitual para mantener la situación presente cuando beneficia a quien practica tan falso arte. Pero no es una técnica adecuada para implementar cambios… que no sean, también, favorables al usuario de la práctica.
Así pues, la indefinición es buena para una parte en el proceso de diálogo, negociación, discusión o relación iniciada entre dos o más partes.
Superar eso requiere, desde luego, el acuerdo previo en el lenguaje. Por eso la ciencia se construye con conceptos certeros y con un significado ampliamente compartido. ¿Podrían discutir dos investigadores sobre el resultado de su trabajo si no tuviesen en mente el mismo significado de los términos utilizados? No.
¿Qué quiere decir “España plural“”? ¿Españas? ¿diversidad interna? ¿complejidad de sus componentes? … o, más bien algo borroso e indefinible o un recipiente al que se echa lo sobrante: “el resto”. Como cuando se dice et cetera (el etc de toda la vida, pero en latín, que es más rotundo).
Efectivamente, es un “singular plural”, en cuanto que es un término que recoge un colectivo de personas con alguna característica común y diferenciada de otros colectivos que tendrán otras denominaciones. Esto no es más que mera teoría de conjuntos (la que se nos enseñaba como nueva matemática allá en los 70). Pero creo que también está en el origen de eso que llaman nacionalismo moderno: las naciones lo son por oposición a otras naciones… en un juego de tablero regional o global.
Entonces, ¿España es un colectivo de personas o de territorios? De personas, pero nos quieren hacer creer que es también de territorios. Y son éstos (como “recipientes” más pequeños conteniendo gentes también diferenciadas según alguna característica singular y diferente del resto: el traje de porruano, la butifarra, la chapela, o el coñosumadre) los que compondrían, entonces España. Pero esos recipientes pequeños ¿no contienen a su vez otros más pequeños, hasta llegar al recipiente mínimo que sería –creo yo- la familia, o sea la minitribu? Un regressum ad absurdo como el absurdo provocado por ese planteamiento incorrecto del problema.
Las personas y no los territorios son el objeto de la política. Las personas en su territorio, esto es inevitable. Pero son las personas los objetos políticos porque ellas hacen la política. El territorio es una circunstancia tan peregrina que depende de factores que la mayoría de las veces no son elegidos libremente por esas personas: se nos pare en un lugar; podemos criarnos en otro (muy importante para esos melancólicos que dicen eso de “mi patria está en mi niñez”, por ejemplo Paniceiros… por el verano); trabajar en otro… y hasta jubilarnos y vivir en otro más cálido. Y la elección libre puede ser tan simpática que uno puede ser (con el permiso de Javier Marías) del reino de Redonda y declararse, además, republicano y seguidor del Duque of Corso.
El territorio cambia, el individuo como ciudadano no. Entonces ¿qué gilipollez es esa de España plural para señalar que Cataluña o Euskadi, o Galiza, o Andalusía… son naciones y componentes de una “nación plural”? ¿No es jugar un juego de palabras que sólo busca “el huevo y no el fuero”? Es decir, el privilegio territorial (derechos históricos lo llaman los imbéciles y los hijoputas sociales) para las personas de ese nuevo singular. Ahí me explico yo esa negativa al cafè per tots
Merda per a l’Estatut i per tots les estatuts des naçions i naçioncetes.

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