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Higinio

Oficialidá… pa qué’y, ho?

Estamos a las puertas de mayo y los asturchales empiezan la berrea. A contrapelo. La berrea debiera ser a finales del verano y en el otoño -seronda dizs’en bable- pero, estos, en primavera, cuando la sangre se altera.

Tienen por seguro que en mayo era, por mayo fue, cuando el pueblo asturiano se levantó por su independencia, al llamado de la nación asturiana por cuanto fueron todos: cabezaleros ya xente baxa. Independencia contra Napoleón, y soberanía frente al monarca español. Fue un 25 de mayo.

Pero si a esta película la rebobinamos y pasamos fotograma a fotograma, no sale eso. Es más, se verán las notas “subliminales” que introducen los malévolos y difunden los idiotas (ignorantes, analfabetos e indocumentados).

En mayo, se reunían desde las últimas constituciones del XVII (en realidad un reglamento “otorgado” y visado por el Consejo, para nada “constitución”) representantes de los concejos asturianos -por “comarcas” más que por concejo- para tomar decisiones administrativas. Las decisiones “políticas” sólo ocasionalmente… para remitir escritos lloriqueando (alguna hasta se atribuye a un joven Campomanes), no para “legislar”. Esas reuniones trianuales eran la Junta General del Principado. Algo al modo de las Juntas forales vascas… por lo que éstas tampoco eran “soberanas” ni “constituyentes”.

Y es una institución de Antiguo Régimen. Con todo lo que significa: venalidad en el cargo (de origen: los representantes de los concejos ya eran “permanentes” en ellos, por lo que representan intereses de la nobleza rural más que “del conjunto del concejo”), estamentalidad, defensa de privilegios (esos que se llaman “libertades”), etc.

Pero sí acometen una modificación “coyuntural” revolucionaria: ante el vacío de poder (mejor: negación del existente por colaboracionista con el francés) asumen una “soberanía” en nombre del monarca a quien ni se la quitan, ni se la disputan. La toman prestada en tanto esté “preso”.

Esa es toda la soberanía adquirida el 25 de mayo de 1808. No da para mucho porque el levantamiento no se hace al grito de Asturias por Asturias (o el más de taberna “Puxa Asturias”). No. Como en todos los sitios y en la lengua que se quiera, se dio un por España y (desgraciadamente, también) por el rey (Fernando VII, un ejemplar de cuidado).

Y ahí acaba toda la pluralidad que se quiera: regionalismos de origen y matriz antiguo regimental que se modifica… creando la “nación” española. Porque nación política es la que nace ahora a partir de una “monarquía” (el cuerpo místico de la soberanía es el soberano, padre de todos sus súbditos o vasallos). La Monarquía [soberana], muta en Nación [soberana]. Y no se encuentra documentado (ni se encontrará porque no lo hay) nada que se refiera a soberanías de nacioncillas. Ni en Cataluña, donde habrá que esperar a la década de los 30 de ese siglo para que algún alucinado empiece a soñar con un cuerpo místico de Cataluña.

Es lo que hay. Pero no he respondido a la pregunta inicial. Mañana.

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