Blogia
Higinio

Espiral virtuosa

Cuando se habla de círculo vicioso o virtuoso se quiere decir espiral, pues siempre se entiende como algo "in crescendo". Y eso sólo puede ser una espiral. Vaya que la entiendo como superficie dado que los puntos encerrados en el arco son individuos siempre. Es decir: lo de círculo tiene algo de sentido, más que si fuese sólo circunferencia.

Ayer viernes, una pequeña noticia de un tercio de columna en El País me hizo pensar en una cuestión ya muy cansina y harto pensada: ¿Para quién gobiernan los que nos gobiernan?. Y es que estos días he estado explicando a los alumnos de 3º de ESO el funcionamiento de un Estado, tipos de Estado, la separación de poderes, etc. Y, claro, ahí es difícil exponer las sutilezas de una democracia y hay que quedarse sólo con el trazo grueso de lo que es razonablemente comprensible. No obstante, advertí en numerosas ocasiones que esa población (individuos) constituidos en sociedad (grupos de individuos en interacción constante) ni está en igualdad, ni tiene intereses similares y, por el contrario, la riqueza la divide de arriba abajo. 

Y, a esa reflexión se suman otras muchas observaciones, algunas de tal actualidad como ese proyecto de ley que presenta el ministro del Interior donde se busca resguardar a "los de siempre" y a sus fieles guardianes (la policía) de las "alteraciones del orden". O la "carta de Zapatero" donde se le conminaba a ponerse en manos del BCE y que meses antes de su marcha, nada más recibirla, empezó a ejecutar sus exhortos.

¿Para quién gobiernan los que nos gobiernan? Ya sabíamos la respuesta. Y no nos han cambiado la pregunta, con lo que no hay que esforzarse mucho en esa respuesta: una casta que viene de lejos (véanse apellidos y trayectoria) y que, por ejemplo, con los manejos en Educación y Universidad, buscan hacer el corralito necesario para ni tan siquiera ver a los competidores, ya que la sola posibilidad podía arrugar a tales hijos de papá y mamá, de pullover y vespa en sus abuelos.

Pero ¿y lo de la espiral virtuosa? Como ya está demostrado en economía que la supuesta fortaleza del ahorro, en realidad es una trampa en el capitalismo actual (la demanda y sólo la demanda puede sostener el capitalismo... y ésta necesita suficiencia de ingresos: Keynes es el último recurso estabilizador del sistema), está más que claro que la devaluación de salarios como sustitutivo de la monetaria además de producir desasosiego social provoca la espiral viciosa en vez de la virtuosa. Es exactamente igual que la trampa del ahorro. Es más los escasísimos excedentes que pueda tener el trabajador van al ahorro (que es gestionado por esas entidades bancarias que buscan salvarse... no salvar al ahorrador: véanse preferentistas e impositores estafados por esos ejecutivos que cobran de media 2,6 millones de euros)  y no al consumo, aunque éste parezca que repunta -dicen- pero no es más que Navidad adelantada.

Yo también veo una espiral virtuosa posible. Imaginemos por un momento que en uno de esos EREs de empresas con beneficio real o esperado en el próximo ejercicio, los trabajadores agarran al empresario y le retuercen los ...ones hasta desprendérselos. A su ejemplo acudirían estafados por hipotecas, preferentes, etc y también apretarían hasta estallar los ...ones de responsables del asunto. Esa marea, luego miraría para los representantes elegidos en listas de partidos que luego actúan como irresponsables al programa (si lo leyeron alguna vez) que fue votado y se aplicaría a arrancar los ...ones de esa patulea. Y, el desbordamiento por la efectividad de esa medida, en espiral creciente (por tanto virtuosa) llegaría a esos jueces y magistrados que, viniendo de una partidita de golf con amiguitos del alma, conmilitones en restaurantes de lujo y vecinos de urbanizaciones exclusivas... perderían las pelotas y probarían la suavidad del mango del palo de golf... ¿Nos imaginamos esta espiral virtuosa? 

Por lo menos catártica sí que es. Yo veo una ventaja muy grande en este diseño de espiral virtuosa: el temor, el miedo (ese aliado indispensable que Maquiavelo jamás despreció y hasta aconsejó cuando no había televisión), estaría en la otra acera, no en la que usamos la mayoría de las personas. Es posible que no lo parase ni la Ley de Seguridad ciudadana ni toda la policía junta. ¡Ah! Y al final, honraríamos la plaza pública no con una cuchilla en vertical, sino con algo más posmoderno: una escultura de un capador de gorrinos que podríamos encargar a Jeff Kons.

0 comentarios